La verdadera fuerza de Wanderers

Dentro del contexto del balompié criollo se habla mucho acerca de “equipos grandes”, con el consiguiente menosprecio de los medios centralistas hacia los “demás” clubes.

Para quienes seguimos con devoción a un equipo de provincia, que no cuenta con los medios ni la cobertura de los clubes capitalinos, además de ser pésimamente administrado y no realizar campañas satisfactorias, ni menos a la altura de lo esperado, nos cabe preguntarnos donde reside la grandeza de nuestro club, frente a la vorágine de pobre información y mediocre subjetividad de los mencionados medios, que son los que acaparan la “opinión”.

En el caso de nosotros, los hinchas de Santiago Wanderers de Valparaíso, tenemos claro y llevamos en la sangre la convicción de ser un club grande, nos sentimos plenamente orgullosos de nuestros colores y nuestra historia, nos enaltecemos de ser hinchas del Decano del fútbol chileno y uno de los clubes más antiguos de esta parte del mundo. Citamos con emoción las campañas de antaño, muchas de las cuales no vivimos, pero hemos recibido el testimonio de los viejos hinchas que siguieron a Wanderers en tiempos mejores y que con notable emoción nos comparten el orgullo de ser  porteños y Wanderinos.

Juntando todo esto, llegamos a la conclusión de que lo que hace realmente grande y diferente a Wanderers es su gente. El porteño acostumbrado a lidiar con las dificultades en el día a día, con la escasez de trabajo, de oportunidades, en una ciudad que es víctima del abandono y la indiferencia de las autoridades, y que se ha convertido, al igual que nuestro club, en objeto de consumo para gente que no le da un respeto y una valoración real a lo que es nuestro.

El tesoro de Wanderers y de Valparaíso es su gente, esa gente que en décadas pasadas siguió a Los Panzers, la que ha visto el devenir del club a lo largo de su historia, la que vio al club campeonar, la que repletaba Playa Ancha a tal punto que había que poner sillas alrededor de la cancha, la que vio al club descender y perderse en los potreros de segunda división para resurgir en medio de la algarabía tan propia de nuestro pueblo porteño.

Es esta gente, somos nosotros y las generaciones venideras, nuestros hijos y sobrinos, quienes podemos y debemos hacer algo por nuestro amado club, tenemos el derecho y el deber de luchar por preservar nuestra historia, nacimos en una ciudad de lucha y sabemos que tenemos mucho que enfrentar, pero qué más hermoso y digno que luchar por lo nuestro…

Es momento de dejar de lado las rencillas y los egoísmos, de dejar de preocuparnos de los otros resultados  y hacernos cargo de lo nuestro,  de hacer sentir nuestro peso como defensores de un club verdaderamente grande, de no abandonarlo en la lucha contra el mercantilismo del fútbol actual, de no conformarnos con ser “un club sufrido” ni de seguir tolerando la declaraciones de personajes como los hermanos Eguiguren y Jorge Lafrentz, en suma, de luchar por eso de lo que formamos parte y debemos estar a la altura de seguir haciéndolo grande…

 

Nuestro Decano, nuestro Wanderers de Valparaíso…

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