EL OTRO PARTIDO EN CONTRA DE NICOLÁS IBÁÑEZ: SINDICATO DE TRABAJADORES DE PAPA JOHN’S EN PIE DE GUERRA

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“Tienen $ para abrir locales pero no para colaciones” y “Sres. Papa John’s, repartan su millón de dólares de Corfo con sus trabajadores”

            Diego Rojo tiene tan solo 26 años y desde hace poco más de 4 años que presta servicios en la compañía de pizzas de propiedad del acaudalado Nicolás Ibáñez Scott. Al igual que Gloria Casas, tesorera del sindicato, se desempeña en el local de Macul como repartidor. Hace poco más de 6 meses, junto a un grupo de corajudos compañeros emprendió la labor de conformar el sindicato de la empresa y no tuvo problemas en asumir como Secretario.

            Teresa Tobar entró a trabajar como pizzera a Papa John’s sólo unos pocos días después que Diego y hoy es encargada del local de Ñuñoa o “gerenta de tienda” como prefieren llamarle en la empresa. Durante el tiempo que ha pasado al interior de la firma de origen norteamericano pudo constatar en primera persona los abusos patronales de los que han sido sistemáticamente víctima tanto ella como sus compañeros, lo que la motivó a conformar el primer sindicato de la empresa en Chile y a asumir la presidencia del mismo. Tiene 25 años y un tono dulce de voz que no alcanza a disimular la fuerza de sus convicciones.

            Son los jóvenes que lideran hoy la primera huelga legal de los trabajadores de Papa John’s en Chile y que, lejos de amedrentarse por el poderío económico del gigante al que se enfrentan, han decidido alzarse en contra de las injusticias, las prácticas antisindicales y los tratos despóticos que son pan de cada día en la empresa. Una pelea sin duda desigual, pero que ha dado ya la primera campanada de alerta a Ibáñez, que más de alguna chuchada debe haber soltado al enterarse que – al igual como le ocurrió ya en Santiago Wanderers – hay gente despierta y organizada dispuesta a darle cara.

Pelear para existir: la conformación del sindicato y la campaña del terror de la empresa

       “Nosotros conformamos el sindicato a fines de Marzo de este año y llevamos aproximadamente 6 a 7 meses de antigüedad. Somos 120 socios aproximadamente y somos el primer y único sindicato de Papa John’s” señala Diego con orgullo.

            Papa John’s llegó a Chile el año 2010 y su desembarco se vio facilitado por la escandalosa entrega de 1 millón de dólares por parte de Corfo a los controladores de la multinacional. Es decir, con fondos destinados a potenciar a pequeños emprendedores se benefició a capitales que de pequeños no tienen nada. Si bien la cadena comenzó instalándose en el barrio alto de Santiago, conforme pasó el tiempo fue ampliándose a otras comunas ubicadas de Plaza Italia hacia abajo y abriendo nuevas sucursales en distintas ciudades del país, contando hoy con 48 locales en 7 regiones distintas. Sin ninguna organización de trabajadores que le hiciera el contrapeso, la empresa no tuvo problemas en institucionalizar prácticas que se encuentran reñidas con la legalidad. Por eso el nacimiento del sindicato no cayó nada bien en los jefes y supervisores.

            Teresa cuenta que al principio la posición de la compañía respecto a la conformación del sindicato fue más bien neutra. “Cuando nos constituimos nosotros fuimos a presentarnos como directiva en la empresa. Nos recibió Recursos Humanos y los encargados de reclutamiento. Ellos siempre nos vendieron una buena postura de la empresa ante nosotros, que si bien no estaban de acuerdo con el sindicato, tampoco estaban en desacuerdo”.

            Sin embargo, del dicho al hecho hay una gran distancia. De acuerdo a lo que indica la joven Presidenta “Su discurso siempre se vio mermado en las tiendas. El Departamento de Operaciones marcó una persecución directa hacia todas las personas que quisieron entrar al sindicato, diciéndoles que no les iban a dar oportunidades, que iban a parar sus procesos de ascenso. Otros que se metieron al sindicato fueron despedidos, bajo otras causales, pero al final los despidieron. Llevamos 120 socios pero nos ha costado demasiado unir personas por la campaña del miedo que ellos han inculcado, bajo la premisa de que si no entras al sindicato vas a conseguir más beneficios que estando en él”.

            La alta rotación de trabajadores al interior de los locales y la fábrica es otro factor que dificulta la tarea del sindicato. Si bien esparcidos por Chile son entre 1.200 a 1.500 empleados, se trata en su mayoría de jóvenes que no permanecen mucho tiempo en la institución, por lo que resulta complejo organizarlos.

            Pero además, lo anterior trasunta en que para el empleador el costo de despedir a sus funcionarios sea excesivamente bajo, pues con tan poco tiempo de estadía en la entidad las indemnizaciones por años de servicio no resultan un problema, haciendo mucho más verosímiles las amenazas de despido.

            La propia Teresa reconoce haber sufrido presiones para abandonar la tarea, cuestión que es aún más fuerte para otros trabajadores. “La semana pasada llegaron dos socios del local de El Salvador y me dijeron que querían salirse del sindicato porque el jefe les había dicho que si seguían en él apenas termináramos la negociación ellos se iban a ir despedidos”, refiere.

            Desde el sindicato acusan que las presiones indebidas y las prácticas antisindicales provienen concretamente de Gonzalo Torrens, Gerente de Operaciones, y de Erika Orellana, Jefa de Operaciones y que se materializan a través de los 7 supervisores de zona con que cuenta la compañía de origen estadounidense, sin embargo, reconocenque la falta de pruebas les impide formalizar una denuncia, por lo que éstas acciones siguen en la impunidad.

Trabajar en la precariedad

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Foto: Flyer elaborado por el sindicato de trabajadores de Papa John’s

            Actualmente, la mayoría de los empleados de Papa John’s se encuentran contratados bajo la modalidad del artículo 22 del Código del Trabajo, es decir, aquellos se encuentran exceptuados del límite máximo de 45 horas de la jornada laboral.

            Teresa se encuentra justamente dentro de aquellas funcionarias contratadas bajo ese sistema. “Eso les sirve para hacernos trabajar 55 a 60 horas semanales, no nos dan los domingos libres, trabajamos todos los irrenunciables y no nos pagan las horas extras, pues como somos contratados bajo el artículo 22 no firmamos libro de asistencia”, por lo que el mecanismo en el fondo se trata de una falacia para disimular abusos laborales.

            La vestimenta, los implementos de protección personal y la alimentación también son una preocupación para la líder sindical. “La ropa te la dan la vez que te contratan y sería. Hay gente que lleva años trabajando con la misma polera y el mismo gorro. Menos dan zapatos de seguridad para los repartidores en moto. En una tienda, en un universo de 15 repartidores hay sólo 4 cascos. Cuando llueve tampoco hay trajes de agua disponibles para los repartidores. Si le pasa algo a la moto o al auto en horario de trabajo no responde la empresa. No dan colación y eso que trabajamos en un lugar de comida.

            Pero la pauperización de las condiciones también se materializa en lo correspondiente al espacio de trabajo. “En cuanto a infraestructura se supone que ellos invierten harto, pero al final los arreglos que hacen son puros parches. Llevo trabajando 3 años y medio en el local de Ñuñoa y nunca han arreglado el aire acondicionado, lo mismo con la campana de extracción del horno. En el verano se trabaja con 40 a 45 grados de calor”, indica Teresa, dando cuenta de falencias que constituyen una clara infracción no sólo a la normativa laboral, sino que también sanitaria.

            Y sigue. “En el local de Irarrázaval, los baños son ocupados por el departamento de reclutamiento quienes los mantienen bajo llave. Los pizzeros, tanto hombres como mujeres, deben ocupar el baño de discapacitados que está en el primer piso”.

            La locomoción de los trabajadores nocturnos es otro verdadero dolor de cabeza. Según informan desde la organización sindical, los únicos que se ven beneficiados con bonos de movilización son los pizzeros contratados full time, pero éstos no alcanzan para los jefes de turno, quienes muchas veces terminan sus funciones en plena madrugada y deben rebuscárselas para regresar a sus hogares sin que la compañía otorgue alguna ayuda económica o proporciones medios de acercamiento. Es por ello que han solicitado que la empresa se haga cargo del traslado de estos empleados, pero hasta aquí no han obtenido respuestas positivas.

           Fueron éstas las razones que los motivaron a llamar a la paralización, la cual iniciaron el pasado miércoles 28 de Septiembre. Esperan que los representantes de los dueños se sienten a negociar y puedan alcanzar un acuerdo antes de los primeros 15 días de huelga, pero hasta el momento de eso no hay señales.

            Diego da cuenta de cuáles son las demandas levantadas por el sindicato. “Estamos demandando un reajuste en las remuneraciones, una vigencia mínima de 2 años del contrato, colación, traslado nocturno para los pizzeros, un bono de combustible, el aumento en la asignación de desgaste que asciende actualmente a sólo $200 mensuales, que otorguen implementos de seguridad a los pizzeros y a los motoristas y uniformes completos dos veces al año para todos los empleados, la contratación de un seguro automotriz, que proporcionen un celular por tienda y un aumento en los aguinaldos de fiestas patrias y navidad”. En resumidas cuentas, reivindicaciones que apuntan a trabajar en bajo condiciones dignas, algo que sus patrones se niegan a brindarles. Y no es que la empresa carezca de recursos para hacerlo, pues el dinero que marginan por cada pizza es bastante. En efecto, tal como pone en evidencia Diego Rojo “el costo de producción de la pizza más cara – “The Works XL” – es de $3.500 aproximadamente y la venden a $15.990”, es decir $12.500 de ganancia por pizza vendida.

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Foto: Trabajadores de Papa Jonh’s se manifiestan afuera de uno de los locales de la compañía de Ibáñez

 Nicolás Ibáñez, el enemigo común que brilla por su ausencia

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Foto: Titular del diario virtual “El Desconcierto”

            Consultados por el rol del controlador de la empresa, Nicolás Ibáñez Scott, los trabajadores son categóricos. “Nicolás Ibáñez no se ha aparecido jamás en ningún local, desconozco en la central, pero en los locales no lo conocen”, manifiesta Rojo.

            El secretario del sindicato va más allá y confiesa no tener ninguna expectativa respecto a que el ex dueño de supermercados Líder y controlador de Drake Capitals pueda dar las soluciones que persiguen. “Sinceramente, por lo que hemos leído de Ibáñez y su nula presencia en la empresa no esperamos nada. ¿Qué se puede esperar de alguien que no cree en los derechos sociales, que le pega a su mujer y que pone dedicatorias a Pinochet?”.

            Para los Wanderinos esto no es ninguna sorpresa. Hasta aquí Nicolás Ibáñez se ha limitado a hablar sobre la realidad institucional del Decano a través de un par de entrevistas en El Mercurio de Valparaíso, pero nunca le ha dado la cara directamente a los socios e hinchas caturros, pese a haber sido emplazado en forma expresa en alguna ocasión por la Corporación Wanderers. Parece ser que la forma que tiene Ibáñez de conducir sus negocios es siempre la misma: extraer la mayor cantidad de ganancias a partir de exprimir al máximo a quienes explota, pero haciéndolo a control remoto y por medio de lacayos serviles, para así evitar lidiar directamente con las reacciones negativas que pueda generar.

            Diego tiene clara la vinculación que existe entre las distintas luchas y deja un mensaje claro para los fanáticos del Decano y para el hincha del fútbol en general. “Nosotros como sindicato e hinchas del fútbol – en mi caso soy de la “U”,  donde se vive el mismo modelo que en el resto de los clubes – llamamos a que jamás demos el brazo a torcer.Este tipo de personajes sólo ven oportunidades de negocios y bajo ningún punto de vista son o serán hinchas, ni siquiera cerca de ser simpatizantes. Son todos cortados con la misma tijera: Heller, Mosa, Ibáñez, Larraín y ni hablar de Jadue. Lo que hicieron con Cobreloa, con Deportes Concepción, es muestra de ello. Mi llamado al hincha de Wanderers, un club magnífico lleno de mística, el cual junto a Cobreloa son los únicos en los que se siente y se respira el club en todos lados de sus ciudades, es que estos personajes nefastos pasan. Lamentablemente se llevan las lucas, pero el patrimonio wanderino jamás lo tocarán, pues son más de 100 años de historia que las lucas jamás comprarán.

            Rojo remata dando el apoyo a las wanderinas y wanderinos que dan la pelea por recuperar el Club y a la vez solicitando que también respalden el camino que han emprendido los empleados de la transnacional. “El club es de ustedes. Ustedes hacen al club. Sigan en su lucha, que tarde o temprano todos los clubes volverán a ser lo que eran. Nuestro llamado es que la gente se cuestione y se informe sobre cómo funcionan estas empresas, porque una cosa en generar empleos y otra es aprovecharse de esa situación y dar malas condiciones. Eso es lo que tenemos nosotros, pésimas condiciones, mientras el margen de ganancia de Papa John’s es brutal. No compren en Papa John’s, infórmense de cómo funcionan estas empresas y genere conciencia, apoyando a las organizaciones sindicales”.

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La actual es la primera huelga de los trabajadores de Papa John’s desde la llegada de la muiltinacional a Chile el 2010 

             La pelea de los trabajadores de Papa John’s sin duda excederá el actual proceso de movilizaciones y tal como ocurre en Wanderers será de largo aliento. Las similitudes saltan a la vista y no resulta difícil identificarse con su situación, lo que devela una vez más que la recuperación de nuestros clubes no puede darse descontextualizada del resto del quehacer humano y que ésta necesariamente implica avanzar hacia la reapropiación de todo lo que le pertenece a la clase trabajadora. Peleamos en distintos frentes pero al final del día jugamos en el mismo equipo. Habrá que trabajar juntos si queremos ganar el partido.

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