Despedida Directorio CSW 2014-2017

            Cerrar un ciclo nunca es tarea fácil. Ponderar los aciertos en su justa medida y sin marearse, ser suficientemente autocríticos sin caer en la autoflagelación, mascar la frustración de las tareas que quedaron pendientes y las ganas de haber hecho algo más, son cuestiones que se entremezclan y que obligan a poner la pelota contra el piso y hacer la pausa.

            Nos vamos del Directorio de la Corporación Santiago Wanderers luego de un recorrido que ha sabido de buenas y malas, pero que esperamos pueda dejarnos aprendizajes que permitan hacernos sujetos más útiles al Club que amamos. No fue fácil tomar la decisión de no presentar más candidaturas que la de nuestro compañero Raúl Pérez, pero creemos haber tomado el rumbo que el contexto histórico de Wanderers nos demandaba. Durante las siguientes líneas intentaremos hacer un repaso de lo que fue este período, además de presentar un pequeño balance, el que sin duda admite ser confrontado, y expondremos las razones que motivaron la resolución de retirarse de la mesa directiva, pues creemos que es justo que todos ustedes las conozcan, más allá de si coinciden o no con ellas. De antemano, agradecemos a quienes se animen a leerlo.

            Queremos partir este texto agradeciendo a nuestros compañeros y compañeras que integraron el Directorio. Felipe Uriarte y Jetrick Almarza primero, desde el llamado “Directorio de Transición”, Constanza Peña desde las elecciones totales 2015 y Carolina Cabello y Sebastián Aravena a partir de las parciales 2016 tomaron sobre sus hombros la pesada tarea de hacer andar la Corporación porque nosotros se los pedimos. Lejos de intentar una carrera política particular, todos ellos obedecieron a la voluntad colectiva del M15A, poniendo las decisiones de la organización por sobre los intereses personales, lo que da muestras de su disciplina e identidad de grupo.

            Más aún nos llena de orgullo la voluntad irrestricta de no sacar partido de las posiciones de privilegio que les dieron sus respectivos cargos. Jamás aprovecharon una entrada de aquellas que en innumerables ocasiones ofreció la Sociedad Anónima, incluso cuando no podían adquirirse de otra forma, como ocurrió en el clásico porteño disputado en Sausalito, cuando Felipe nos dio una lección al decirnos “si ningún Wanderino puede ir, entonces no veo porque yo debiera hacerlo” y no hacer uso del ticket que le otorgaba su calidad de representante ante la concesionaria.

            Dentro de los logros obtenidos de los cuales nos sentimos partícipes, junto a otros varios actores claro está, se encuentra el haber dotado a la Corporación de una estructura orgánica y normativa básica de la cual carecía.

            Desde lo orgánico se echó a andar las Áreas de Trabajo, quedando varios de nuestros miembros repartidos en ellas. Desde lo normativo, destacan la anhelada Reforma de Estatutos, donde apostamos fichas y energías en dotar al Club de un marco jurídico más acorde a los tiempos, propiciando una mayor distribución de poder entre sus órganos y un mejor control por parte de los socios respecto a los mismos. Pero además, trabajamos arduamente en la creación del Reglamento de Ramas, con el afán de establecer criterios mínimos de funcionamiento para las disciplinas ya existentes y de creación de otras nuevas, como así también en las propuestas de un Reglamento de Transparencia y un Protocolo de Acoso – el primero en un club del fútbol profesional chileno – tareas que nos quedan lamentablemente pendientes, pero que esperamos impulsar desde otros espacios y que confiamos sabrán concluir quienes integran la nueva mesa.

            Sabemos que la tarea de normalización de la Corporación no se encuentra concluida y que las socias y socios exigen con toda justicia el perfeccionamiento del funcionamiento interno y una mejora en las prácticas administrativas. Prueba de aquello son las pocas claridades respecto a las fronteras entre las diversas áreas y, especialmente, lo ocurrido en la primera Asamblea Ordinaria del 2017 con el balance anual, cuestión de la que también somos responsables desde las posiciones que ocupaban nuestros integrantes en el Directorio, más allá de las obligaciones que directamente eran de competencia del Tesorero. Aquello nos deja sin duda un gusto amargo en el paladar y la certeza de que hay cuestiones que mejorar.

            Por otra parte, intentamos convertir la sede de calle Independencia en un espacio de encuentro para las socias y socios del Decano. El ciclo de foros y conversatorios impulsado por el Área de Deportes en conjunto con el Centro de Estudios Socioculturales del Deporte (CESDE) y las actividades desarrolladas desde el Área Social como el “Wanderineando a la Chilena” durante el pasado mes de Septiembre, la celebración y reconocimiento de nuestros adultos mayores en Octubre, el “Regalemos Wanderers” en época de Navidad y las actividades en el marco de la conmemoración del mes de la mujer, forman parte de este propósito. No obstante, reconocemos que la Sede sigue siendo vista por nuestra gente como un lugar lejano y de paso ocasional y no como el hogar del Pueblo Wanderino, por lo que tal objetivo no puede entenderse como satisfecho. Creemos que para conseguir esto último se requiere que la vida social al interior de la Casa Ballivian sea permanente y no tan amarrada a lógicas formales.

            No sólo tratamos de llevar a las wanderinas y wanderinos a la Sede, sino que también de llevar Wanderers a nuestros barrios y cerros. Realizamos visitas a escuelas, participamos de la feria gráfica callejera, colaboramos con los trabajos de prevención de incendios en la población Vista al Mar, en el Cerro Placeres, nos involucramos en el Censo 2017 siendo nuestros socios asignados a la Población Gutemberg en el cerro Cordillera, e intentamos ser facilitadores de ayuda para los damnificados del incendio de Puertas Negras.

            Con mucha alegría celebramos aniversarios con el ciclo de cine en la CSW, lanzamiento del libro Orgullo del Puerto, celebración día del niño, la presentación de la investigación del Dino Villella y las 2 estrellas, organización de la Copa CSW en donde integramos por primera vez la participación femenina, cuestión que se replicó los últimos dos veranos, la gran fiesta de la Tornamesa y por supuesto, el que probablemente sea hasta aquí el hito más grande: la despedida de Jorge Ormeño demostrándole al país deportivo que los hinchas somos capaces de organizar y administrar bajo estándares actuales un espectáculo de fútbol profesional.

            Políticamente podemos destacar durante este período dos grandes logros: la creación de la Asociación Nacional de Clubes y Organizaciones de Hinchas (ANCOH) y la inclusión de un representante de la Corporación en la Comisión Fútbol. La primera viene a constituir el germen de un organismo de representación nacional de hinchas, desde el cual acumular fuerzas para enfrentar a la enorme maquinaria de las Sociedades Anónimas agrupadas en torno a la ANFP. La segunda, viene a ser uno de los grandes golpes a la mesa, volviendo la Corporación a incidir en la toma de decisiones futbolísticas en el Club y posibilitando que las socias y socios ensayen mecanismos de participación eficientes para la adopción de estas determinaciones. Creemos que aquella ganada conseguida entre Mario Oyer y Felipe Uriarte en el Directorio de la S.A.D.P. debe ser un piso mínimo e intransable para lo futuro en las relaciones con la concesionaria.

            Desde el punto de vista de los recursos, el Área de Deportes se adjudicó la suma de $1.600.000.- por concepto de la obtención de un fondo de desarrollo deportivo titulado “Cartas y Tableros: juegos en verde“, instancia deportiva en torno al ajedrez y la brisca pero que fundamentalmente sirvió para dotar a la CSW de 40 sillas y 30 mesas. Cabe señalar que la autogestión fue un eje rector de la tarea del Área en cuestión, devolviéndose siempre la totalidad de los dineros prestados por la Corporación para la celebración de estas actividades.

            Aun así, falta aún la aplicación de más creatividad a la hora de generar recursos. Si bien el calendario de fondos públicos aún no se encuentra desarrollado, lo cierto es que no puede dependerse exclusivamente de fondos concursables financiar un club profesional. Por otra parte, sabido es que algunas iniciativas como la camiseta conmemorativa de los 15 años del título 2001 si bien cumplieron con los objetivos propuestos desde el punto de vista del rescate de nuestra historia, no constituyeron una fuente de ingreso sustantivo para la Corporación.

            En este sentido sostenemos que hace no basta sólo con generar nuevas ideas de negocios para la Corporación, sino que fundamentalmente falta comenzar a pensar y diseñar el modelo económico-político que propondremos como alternativa a las Sociedades Anónimas Deportivas. Sin aquello, cualquier intento de recuperación de nuestros clubes naufragará en el ancho mar de la utopía.

            Sin perjuicio de ello, creemos que la principal falencia de todos aquellos que durante este período hemos asumido labores de dirección y/o administración al interior de la Corporación fue no haber sido capaces de incorporar nuevas y diferentes voces al proyecto de recuperación y construcción de Club. El Wanderers que soñamos no se levanta entre unos pocos voluntariosos, sino que requiere de una hinchada, una ciudad y de la clase, y en esa pega estamos al debe.

            Esto no se genera porque no hayamos querido sumar, sino que porque carecimos de las espaldas sociales y políticas para dedicarnos a esa tarea, pues lo urgente terminó por ganarle a lo importante. No vamos a mentirles, no esperábamos tener que hacernos cargo de la Corporación en tan poco tiempo. Quienes integran o han integrado el M15A saben que en nuestros orígenes pensábamos que a estas alturas del partido recién estaríamos entrando a la disputa por posiciones en el Directorio para buscar la conducción de la Corporación y lo cierto es que todo se nos dio muchísimo más rápido de lo planificado.

            Frente a esto y ante la necesidad de que la Corporación anduviera, debimos destinar nuestras fuerzas hacia ese objetivo, a riesgo de descuidar el trabajo con las bases y el funcionamiento interno. Las diferentes visiones sobre la jerarquización de aquellas labores – tareas institucionales en la CSW y trabajo de bases – fueron motivo de acaloradas discusiones entre nosotros y la fuente de la separación de los caminos con algunos ex miembros.

            En la vorágine de la contingencia de mantener funcionando al Club quisimos jugar de arquero, central y delantero, y constatamos que aquello es un error, pues se avanza sí, pero con la falacia de una participación que aún está lejísimos de los niveles necesarios. En términos futboleros, de ese modo se pueden ganar partidos, pero no un campeonato.

            En el trabajo diario surgieron también las diferencias políticas y de formas de laborar con otros integrantes de la difunta Comunidad Wanderina Unida, a la que nadie aún le ha dado sepultura. Dichas divergencias son no sólo legítimas sino que esperables en un espacio en construcción. Además, bien llevadas debieran contribuir al crecimiento del Club, pero no cabe duda que cuando éstas están presentes permanentemente en el cotidiano, aumentan el desgaste personal de todos aquellos que participan de ellas y terminan por enredar el porvenir del colectivo.

            Son en parte tales diferencias las que nos llevan a cambiar el rumbo, pues cuando trabajar en conjunto se hace imposible, forzarlo parece ser un error. Creemos que en estos casos el beneficio del Club pasa por aceptar la existencia de las discrepancias y avanzar por rumbos distintos, los que dicho sea de paso en ningún caso son antagónicos, pues sabemos que la meta final de todos quienes participamos de la CWU es un Wanderers en mano de su pueblo.

            ¿Hacia dónde vamos ahora?

            Cuando esta organización surgió hace 4 años atrás nos propusimos la recuperación de todos los clubes del fútbol chileno para sus socias, socios e hinchas. El destino sigue siendo el mismo, sin embargo, la experiencia acumulada hasta aquí nos muestra que para que aquello sea posible no basta contar con todos los socios e hinchas de Wanderers, ni siquiera con todos los hinchas del balompié criollo, sino que resulta necesaria la generación de un movimiento social en torno al fútbol, que sea capaz de poner esta lucha en la agenda pública y se transforme en una demanda transversal y nacional.

            Agregamos algo: no estamos dispuestos a esperar los 21 años restantes de concesión. Pensamos que hacer eso equivale a salir a buscar el empate y sabemos que ese planteamiento en el fútbol y en la vida termina generalmente en derrota.

            Entendemos que las condiciones objetivas y subjetivas para la recuperación de los clubes no existen actualmente, pero tenemos que trabajar desde ya por generarlas. Dijimos en párrafos anteriores que resulta obligatorio el diseño de un modelo de propiedad y administración de los clubes eficiente, sustentable y popular, y que es imprescindible la generación de un movimiento social que pueda forzar la instauración de dicho modelo alternativo. A ello agregamos la trascendencia de que las bases se preparen técnicamente para administrar un club de fútbol profesional y la necesidad de permanente agitación. En todo esto ya nos encontramos trabajando, aún en forma incipiente, pero con el convencimiento de que aquella es la labor que debemos atender en esta etapa y es a ello que queremos destinar todas nuestras fuerzas posibles.

            Reconocemos la importancia de la Corporación y seguimos sosteniendo que es desde allí que debe perpetrarse el asalto por la recuperación de Wanderers, pero pensamos que el Decano no se agota en la Corporación y que a su vez ésta no se termina en el Directorio. Afirmar eso sería marginar a un universo enorme de Wanderinos que por distintas razones, todas ellas respetables, no participan ni están interesados en participar de la vida institucional Corporación, pero que tienen un importantísimo rol que cumplir en el proceso de reapropiación. Tampoco tenemos intención alguna de perpetuarnos en éste, pues no creemos en los caudillismos ni queremos construir carreras políticas en torno a Wanderers, y confiamos que quienes quedan en la mesa directiva sabrán administrar el Club de forma consistente y permitiendo espacios para la participación de las bases, y que el 2020 entregarán una institución mucho más grande y fortalecida de lo que la reciben este 2017. A ellos les deseamos todo el éxito posible, pues si su trabajo es prolífero será finalmente Wanderers en su conjunto el que se vea beneficiado.

            Finalmente sólo nos resta agradecer a todos quienes confiaron en nosotros, sea otorgando su voto en alguna elección, sea defendiendo alguna causa en una Asamblea, sea trabajando codo a codo, sea confrontando de forma fuerte pero leal nuestras posiciones. Todo aquello ha significado crecimiento, pues lo han hecho con cariño sincero por Wanderers.

            No somos dueños de la verdad ni pretendemos serlo y sólo el tiempo y la praxis dirán si las definiciones que estamos tomando hoy fueron o no correctas. Sinceramente esperamos estar haciendo lo mejor para Wanderers, pero si no es así, confiamos en que allí estarán ustedes para mostrarnos nuestros errores y proponer caminos alternativos ante los cuales ponernos al servicio, pues al final del día somos todos parte de lo mismo, esa gran hinchada que busca siempre defender la honra y el nombre del Club.

Logo M15A

“Movimiento 15 de Agosto”

 

 

 

 

 

).