Gracias Moisés: El adiós del Guerrero Mayor.

            No había otra forma de terminar. El juez del partido, Jorge Osorio, se llevó la mano al bolsillo y le mostró – en un hecho correctamente pauteado – tarjeta roja a Moisés, poniendo de este modo fin a la brillante carrera del máximo referente Caturro de las últimas décadas.

            Tras eso, se desató la emoción. Las más de 5 mil personas que, pese a la lluvia y el frío se hicieron presentes en Playa Ancha, corearon el nombre del enorme Capitán Porteño, mientras éste, junto a sus dos hijos, recorría por última vez como jugador los rincones de una cancha en la que derrochó choreza y sacrificio, dando la tradicional vuelta olímpica. El “ese-a-ene” junto a Los Panzers y el mensaje final dedicado a los hinchas llamando a “amar al club y cuidar al club” sirvieron para que hasta a los más duros de la fanaticada verde se les pusiera la piel de gallina.

            Rato antes, y en un encuentro marcado por la presencia de una constelación de estrellas del Decano y del fútbol, el combinado de figuras de Wanderers dirigido por Claudio Borghi e integrado por jugadores de la talla de David Pizarro, Carlos Muñoz, Joel Soto, Jaime Riveros, Pablo López, Jorge Ormeño, Rodrigo Pérez y Claudio Núñez, entre otros, doblegaron por 6 tantos contra 4 al equipo de “Amigos de Villarroel” compuesto por futbolistas emblemáticos como Marcelo Salas, José Luis Sierra, Lucas Barrios, Rodrigo Meléndez, Pedro Reyes y Giovanni Hernández.

            Los goles, aunque puedan resultar algo anecdótico dentro del contexto del encuentro, fueron anotados por Manuel Neira (x2), Daud Gazale y Giovanni Hernández para los “Amigos de Villarroel”, mientras que Carlos Muñoz (x3), Matías Mier (x2) y el propio Moisés Villarroel, se hicieron presentes en los guarismos para el combinado del Decano.

            No cabe duda que la categoría de los jugadores asistentes al encuentro, a los que además se sumaron de forma simbólica Franco Quiroga y Matías Fernández – ambos quisieron estar presentes pese a estar lesionados – es otra prueba más de la inmensidad de Villarroel como futbolista profesional. Y es que el “Tío Moise” deja un legado futbolístico, que trasciende a lo estrictamente técnico, pues abarca otros aspectos que muchas veces se olvidan a la hora de ponderar a un deportista: profesionalismo, disciplina, orden y fiereza fueron virtudes que marcaron la extraordinaria carrera de “Villita” como jugador.

            Sin perjuicio de ello, también nos deja lecciones a nosotros, como Wanderinos. Se trata de un tipo que si bien fue golpeado por el fútbol con el descenso del 98 – en el que lloró como todo hincha furibundo del Decano –, supo levantarse para mostrarnos con el título del 2001, en el cual fue pilar fundamental de la campaña, que contrario a aquella imagen de sufrimiento derrotista que algunos insisten en explotar mediáticamente, somos un equipo y una ciudad resiliente, luchadora y por sobre todo, ganadora.

Y es que quizás, el “Guerrero Mayor” sea la más cabal y perfecta encarnación de lo que somos, como hinchas, como club y como ciudad. Por eso emociona su retiro, porque es reconocernos en él y entendemos que con su partida, se va de las canchas una parte de nosotros mismos.

            Entra así, de forma gloriosa, a formar parte del equipo de imprescindibles de nuestra rica historia, uniéndose a Juan Olivares (presente ayer también en Playa Ancha), Jorge Dubost, Raúl Sánchez, Eduardo Herrera, Jesús Pico, Manuel Canelo, Luis “Pochoco” Acevedo, Jaime Bahamondes, entre tantos otros.

            Los más jóvenes le agradeceremos al “Villa” la que probablemente sea la alegría más grande de nuestras vidas: El título del 2001. Los mayores, el ser el portaestandarte más actual del estilo e identidad que nos representa, el de los míticos Panzers. Pero todos le debemos algo quizás más importante aún: ser una lección viviente y recordarnos de forma permanente quienes somos: UN PUEBLO ORGULLOSO, COMBATIVO Y VENCEDOR.

Hasta siempre GUERRERO MAYOR

Hasta siempre eterno MOISÉS FERMÍN VILLARROEL AYALA.