ESPECTÁCULO PARA EL PUEBLO, PERO SIN EL PUEBLO

Una gran impresión causó la tarde futbolera del día miércoles 18 de agosto, pues la lluviosa jornada y el regreso de una parte del público a los estadios dieron pauta a una tarde especial en el futbol chileno, el cual se encuentra disputando la instancia de semifinales de la Copa Chile.

Sin mencionar el triunfo a último minuto de Everton y la goleada de Colo-Colo, una postal quedó grabada en el ojo atento de varios apasionados de este deporte. La imagen comprende un gran número de obreros asomados en el último piso de un edificio en construcción cercano al estadio Monumental. La fotografía fue compartida por la hinchada, haciendo ver la conexión entre el club y la clase obrera, “orgullo obrero chileno” le han llamado los fieles hinchas a la imagen.

Sin poner en cuestión el arraigo popular de Colo-Colo, es necesario analizar la imagen con más detalle y con mente fría, ya que ésta pudiera representar el futuro del futbol masculino profesional chileno.

En múltiples ocasiones y por varias organizaciones, se ha hecho una crítica al concepto de “futbol espectáculo”, ya que éste compete a un show o exhibición donde todos los actores cumplen un determinado rol. En el caso del deporte espectáculo representado en el futbol masculino, los roles son claros: 22 deportistas dándolo todo en la cancha, sin importar la pandemia o el clima, un cuarteto de árbitros preocupados de que todo vaya en orden en el terreno de juego, el ojo atento del VAR para evitar pillerías, los pacos para reprimir cualquier expresión popular que pueda alterar el espectáculo que quieren vender y una hinchada que canta y grita con todo el corazón. El resto pueden disfrutar del show mediante el pago mensual de TNT Sports como meros espectadores.

La pandemia del Coronavirus, en el ámbito futbolístico ha reducido el número de hinchas que puede entrar a un estadio. En el caso chileno, después de meses de ajustar protocolos y soportar las olas de contagio, se decidió el retorno progresivo, el cual solo está reservado para los socios o abonados según sea el caso, dejando al resto de la hinchada a la espera.

Por esto, ¿no es familiar la imagen de los obreros viendo el partido desde la construcción? Por supuesto que lo es, ya que restringir la entrada a socios o abonados, es también una discriminación económica a quien no tenga los recursos para abonarse o pagar una cuota mensual. Es por esto que la imagen representa un paradigma, porque quien siempre se queda fuera del espectáculo es quien no puede pagar por acceder a éste, por lo tanto, debe conformarse, en el mejor de los casos, con ser un mero televidente.

Desde el punto de vista de los organizadores del espectáculo, en otras palabras, los poseedores del capital, ¿Acaso no será más cómodo así? ¿No es mejor tener un público reducido, pero bien portado?, ¿No le podríamos cobrar más a la televisión por transmitir el espectáculo, como está pasando en Europa? La lamentable respuesta es que sí, para los dueños del espectáculo como son las Sociedades Anónimas y los directores de televisión, este es uno de los mejores escenarios para seguir lucrando y agigantando sus billeteras.

Todo esto representa lo contrario de los valores de cooperación, camaradería y unión social que representaban los clubes de antaño, en los cuales varios crecimos y anhelamos con que vuelvan. Por esta razón la imagen es tan importante, el pueblo siempre se queda mirando desde afuera. No nos sorprendamos cuando Blanco y Negro S.A proponga techar el estadio…